APSARAS. DANCERS FROM HEAVEN
SUSANA CASARIN
15 de diciembre de 2020 al 22 de marzo de 2021
Lunes a viernes 10:00 a 14:00 horas y 16:00 a 20:00 horas
Instituto Cultural de México en España (Carrera de San Jerónimo, 46, Madrid, 28014)
La lente ha logrado una rara epifanía: vida, voces y viajes se materializan en un colorido festival, supuestamente inmóvil. La mirada viaja entre México y la India, Oaxaca y Dehli a través de los acuosos prismas de los ojos ajenos donde se pueden leer biografías de ausencia y dolor, las calladas alegrías y el maquillaje de la transformación donde los ángeles y arcángeles parecen danzar en una suave neblina de silencio.
Lo sabe bien Susana Casarin que ha explorado la geografía de los sentimientos, el paisaje de las emociones, la partitura de silencio y en suma, una cartografía del alma donde se entrecruzan las sombras de la intolerancia y la urgencia de la inclusión, la comprensión de lo Otro y ese idioma sin palabras que une a todos los seres del planeta. Casarin se lanzó a enmarcar en un inmenso espejo la condición humana que rebasa idiomas y horarios, allende los mares, los pasos descalzos de una soledad abandonada parece dialogar con los más íntimos dolores de un corazón abandonado.
Los rostros no son sólo caras cuando la imagen logra fijar en un instante el sortilegio de sus variados misterios: la belleza efímera, la eternidad que dura un beso al lápiz labial y el enrevesado juego de la seda sobre los cuerpos. Parecen tener alas los retratados en pleno vuelo quieto y parecen vestir todas las flores posibles con un aroma casi imperceptible en cada una de las fotografías donde Casarin ha logrado brindarnos el testimonio fehaciente de una danza en las nubes.
Hijras y Muxes, musas de madrugadas, memoria como cicatriz y tanto silencio, rondan aquí en cada una de las ventanas que abre la lente de la fotógrafía y en cada pliegue de un biombo policromado donde incluso las sombras parecen responder a un ritmo invisible: es la callada coreografía de la vida misma en conversación con las almas de mujeres de plumajes enigmáticos, hipnóticos destellos ajenos a la grisura común de los hombres al entrelazar en silencio la música inaudible de sus alas.
"Danza entre nubes", Jorge F. Hernández
Susana Casarin (Ciudad de México, 1954). Fotógrafa y editora mexicana. Ha participado en 37 exposiciones individuales y 55 exposiciones colectivas. Su obra se ha expuesto en instituciones como el Museo Nacional del Arte (MUNAL), el Museo de Arte de Querétaro y el Museo de la ciudad de Veracruz. Fuera de México, ha presentado su obra en Estados Unidos, Francia, Guatemala, China e India. Autora de los libros "Humo de Leña. Los panaderos de Veracruz", "Vuelta de Mares", "Autorretratos" y "Realidades y deseos".
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VIVAMOS LA MUERTE COMO SÓLO MÉXICO SABE HACERLO
GABRIEL SÁNCHEZ VIVEROS
28 de octubre al 03 de diciembre
Lunes a viernes 10:00-14:00 y 16:00-20:00 horas
Instituto Cultural de México en España (Carrera de San Jerónimo, 46, Madrid, 28014)
* Todas las calaveras de la exposición recitan una "calaverita literaria". Para escucharlas, descarga la App "Artivive" en tu móvil y colócala encima de cada imagen.
Mira que es contradicción
que no cabe en un sujeto,
tanta muerte en una vida,
tanto dolor en un muerto.
Ya que para despedirme, Sor Juana Inés de la Cruz
La muerte es inexorable y el pueblo mexicano, presintiéndolo, ha buscado una respuesta colectiva a sus temores con el fin de exorcizarla a través de una celebración — que ya se ha tornado en un signo de identidad — en donde se festeja la vida a través de la música, la gastronomía, la oración y el recuerdo. En México se convierte a la muerte en pan para ser devorada y aniquilada, se habla de ella con respeto pero también con burla, se le espanta con rimas chuscas y a través del recuerdo entrañable de los que ya no están, se encuentra una reconciliación con nuestro destino irremediable.
Gabriel Sánchez Viveros propone con su exposición "Vivamos la muerte como sólo México sabe hacerlo", una revisitación de la idiosincrasia mexicana a través del concepto de la muerte y la celebración en torno a ella desde un punto de vista personal: el del creador que mira a la tradición desde el presente, que apela al sincretismo para generar un diálogo revitalizador con las fuerzas ancestrales introduciendo las tecnologías digitales como una herramienta más.
El artista nos propone un periplo entre dos espacios interconectados de manera física pero también simbólica, metáfora de la dualidad entre la vida y la muerte. Recibe al visitante un tzompantli, — alegórico umbral de paso hacia el Mictlán, el más allá de las creencias nahuas —, que el artista recupera en honor de las estructuras donde los mexicas colocaban los cráneos de aquellos muertos en batalla o sacrificados ante los dioses. El altar de calaveras de Sánchez Viveros recuerda las antiguas prácticas ancestrales con su simbolismo lleno de arcanos pero también hace una inevitable referencia a la actualidad, mostrando los conflictos, las injusticias, el hambre de los inmigrantes y la violencia de género; esas fuerzas cotidianas que nos sacuden diariamente de manera universal y que han favorecido que la muerte no sea una encarnación retórica, sino un ciclo en el cual muchas personas se encuentran permanentemente atrapadas. Gabriel Sánchez Viveros busca desdramatizar — al fin y al cabo se trata de una fiesta — con una serie de piezas de carácter irónico y guasón. Los esqueletos y calaveras invitados a esta reunión nos hablan de tú a tú referenciando al espectador sobre tradiciones y curiosidades de la entrañable celebración mexicana.
Destaca sobre el resto de elementos el imponente altar de muertos, ese puente con el inframundo que Sánchez Viveros utiliza para recrear un gran banquete sirviéndose de los elementos tradicionales: las flores que reciben con alegría a las ánimas, el pan que es el hogar, la sal purificadora, el agua para reconfortar a los difuntos tras el largo camino desde el más allá, el petate — una alfombra de cestería en donde “se nace y se muere”, pero que también se emplea como lugar para colocar las ofrendas —, el xoloitzcuintle — el perro de juguete que guía las almas de los más pequeños —, y las veladoras que marcan el camino. Todos son elementos prehispánicos que el artista reinterpreta en un ejercicio inédito para él pero en el que logra introducir con maestría el elemento artístico. Este año, el altar está dedicado a la memoria de Leona Vicario quien fue periodista, corresponsal de guerra, e insurgente; una mujer rebelde y libre que fue decisiva en la Independencia de México.
La exposición continúa con una serie de calaveras parlantes que con espíritu burlón nos recitan fragmentos de versos de grandes figuras de las artes y las letras mexicanas tales como: Juan Rulfo, Isabel Moctezuma, José Emilio Pacheco, Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz, Frida Kahlo, Nezahualcóyotl, entre otros. Pero también aparece la palabra de literatos emergentes como Magdalena Pérez Selvas, Mario Sánchez Carbajal, Cristina Liceaga, y otros escritores que además, son los que personalmente prestan su voz a las calacas junto a las de actores, actrices y otras personas del entorno artístico para materializar las estrofas con divertidas resonancias de ultratumba.
Al continuar con la exposición, nos recibe otro elemento característico de la celebración del Día de Muertos: las calaveritas literarias — versos que en clave de burla le quitan hierro a la Parca —. El autor de las rimas es en esta ocasión es el propio Sánchez Viveros que con espíritu multidisciplinario incorpora su propia voz para hablarnos de su visión personal sobre la huesuda, la celebración de la vida y las dos orillas; uniendo a España y a México en un mismo corazón que nos ata por historia, lengua y cultura.
Gabriel Sánchez Viveros, que ya habitualmente suele acudir al uso de diversos materiales, en esta ocasión habita los espacios de la tradición, los visita y los reinterpreta con la utilización de técnicas ancestrales y así, emplea como lienzo el papel amate, el material con el que se realizaban los códices aztecas. Pero no solo eso sino que también podemos admirar que las alegres flores que adornan las calaveras son pigmentadas con flores naturales como el hibíscus, cempasúchil y rosas las cuales fueron recolectadas del propio jardín del artista. Las pinturas acrílicas utilizadas en las obras, se complementan con ceras naturales potenciando una apariencia atávica, y la sorprendente irrupción de la tecnología como un elemento más que guía al espectador por este periplo de alegorías en las que Sánchez Viveros propone un juego constante entre lo vivo y lo muerto, entre el más acá y el más allá, entre lo que es y no es.
Decía Octavio Paz, “El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega la muerte, acaba por negar a la vida”. Y esta es precisamente la gran virtud de los mexicanos que Gabriel Sánchez Viveros ha logrado plasmar con maestría, un pueblo que habla de tú a tú a la muerte, que la pinta, que la baila, que la canta y que se reconcilia con ella antes de morir.
Elvira Rilova
Gabriel Sánchez Viveros (Ciudad de México, 1962). Arquitecto y artista. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su obra se manifiesta en varias disciplinas como la escultura, el arte objeto, la pintura y el grabado, pero lo que hace que su trabajo sea tan particular es que el artista yuxtapone conceptos y materiales típicos de la arquitectura en sus piezas.
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CONVERSACIÓN ENTRE EL ARTISTA PLÁSTICO CARLOS PELLICER Y EL DIRECTOR DEL INSTITUTO CULTURAL DE MÉXICO EN ESPAÑA, JORGE F. HERNÁNDEZ
El próximo martes 08 de septiembre, a las 19:00 horas, el artista plástico Carlos Pellicer y el director del Instituto Cultural de México en España, Jorge F. Hernández, tendrán una conversación virtual en la que hablarán sobre la vida y obra de Pellicer y la exposición “20 años de obra en papel” que se presentará en el Instituto Cultural del 17 de septiembre al 20 de octubre de 2020.
Carlos Pellicer (Ciudad de México, 1948). Pintor, ilustrador y narrador. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas entre 1967 y 1970. Ha participado en múltiples exposiciones individuales y colectivas. Su obra se ha presentado en la Galería de la Plástica de México, el Museo de Arte Carrillo Gil, la Galería Metropolitana y el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
La conversación se proyectará a través de la cuenta de Facebook del Instituto Cultural de México en España.
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CARLOS PELLICER. VEINTE AÑOS DE OBRA EN PAPEL
17 de septiembre al 20 de octubre de 2020
Lunes a viernes 10:00 a 14:00 horas y 16:00 a 20:00 horas
Instituto Cultural de México en España (Carrera de San Jerónimo, 46, Madrid, 28014)
Se abre el espacio para que la mirada palpe texturas y digiera colores que transpira la realidad. Lo sabe el artista Carlos Pellicer que escuchado los callados versos debajo de una escalera y la sinfonía de todos los verdes en una selva llamada infancia. Es el papel del artista plasmar en papeles las formas que fueron nube o canoa, la lágrima de un rayo en medio de la tormenta o el sosiego hipnótico de cristales cromáticos.
Aquí hay cuadrículas amorfas y dameros alineados por el rapto de una ilusión: es lo que ha quedado en papel, habiéndose tatuado en una sonrisa que nace desde los párpados. Cuando Pellicer agudiza la vista parece cerrar tras las pestañas los filtros invisibles con los que decanta el color y así se dice en silencio la secreta geometría donde un páramo ocre parece paño de llanto y una cresta turquesa, el prado de una tertulia impalpable. Se combinan en sus retinas los rojos que fueron rosas y esos azules que ordeñan al mar, las parcelas policromáticas de un sueño que ha llegado a la vigilia con una explosión torrencial y al mismo tiempo, pétalo sutil de las yemas de los dedos como extensión de la propia mirada que regala a los demás.
Carlos Pellicer es un artista cuyos pinceles ejercen el don de la imaginación andante: postales del pensamiento y pantalla de los antiguos trenes. Cada paso como sílabas que se van hilando a espejo del Poeta, cada paseo un párrafo pintado en papel que casi podría leerse en Braille con todos los ojos ajenos que lo admiran: arquitectura sensorial de afectos, crónica instantánea de sensación… música de los colores, que quizá sea una mejor manera de definir el verdadero papel del arte.
Jorge F. Hernández
CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN "CARLOS PELLICER. VEINTE AÑOS DE OBRA EN PAPEL"
Carlos Pellicer (Ciudad de México, 1948). Pintor, ilustrador y narrador. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas entre 1967 y 1970. Ha presentado más de 30 exposiciones individuales en México y el mundo. Su obra se ha expuesto en la Galería de la Plástica de México, el Museo de Arte Carrillo Gil, la Galería Metropolitana y el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
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EXPOSICIÓN "TODA LÍNEA ES UNA RUTA, TODA RUTA LLEVA A UN PUNTO"
EMILIO ROJAS
25 de febrero al 08 de septiembre de 2020
Instituto de México en España - Embajada de México en España.
Carrera de San Jerónimo, 46, 28014, Madrid, España.
Toda Línea es una Ruta, Toda Ruta lleva a un Punto es la segunda exposición individual en España del artista mexicano Emilio Rojas. Su práctica se involucra en el imperativo ético postcolonial de descubrir, investigar y hacer visibles y audibles los sitios subvalorados o menospreciados del conocimiento, las narrativas y los individuos. Emilio Rojas es un artista interdisciplinario que trabaja principalmente con el cuerpo en el arte del performance, utilizando el video, la fotografía, las intervenciones públicas, la escultura y la instalación. Utiliza su cuerpo de manera política y crítica, como instrumento para desenterrar traumas pasados, formas encarnadas de descolonización, migración y poética del espacio. Su práctica basada en la investigación está influenciada por archivos feministas y queer, las políticas fronterizas, el colonialismo botánico y la destrucción de documentos como protesta.
"Toda Línea es una Ruta, Toda Ruta lleva a un Punto" toma como referencia la línea, como indicio que conecta el trabajo de Emilio Rojas. Definida como una sucesión continua de puntos en el espacio, la línea se transforma en su obra en herida geográfica, instrucciones para movimiento, ruta de navegación, señal sobre un cuerpo, recorrido transatlántico, la frontera plantada en cultivos y enlace entre monumentos. La línea se convierte en el hilo conductor que recorre y desplaza puntos históricos, imágenes dialéctica, narrativas contemporáneas, territorio socio-políticos y cuerpos marginalizados. Rojas contrapone fragmentos, ruinas y cuerpos heterogéneos para lograr una imagen no sintética del pasado a través de la exhibición.
Su obra se ha mostrado en Estados Unidos, México, Canadá, Japón, Austria, Inglaterra, Grecia, Francia, Alemania, Italia, España, Holanda, Colombia y Australia. También ha mostrado su obra en instituciones como el Art Institute de Chicago, el Museo de Arte Contemporáneo en Chicago, el Ex-Teresa Arte Actual, el Museo Tamayo, la Vancouver Art Gallery, el Surrey Art Gallery, el DePaul Art Museum y la Fundación Botín. Participó en la 54 Bienal de Venecia como parte del "Pirate: Camp: Stateless Pavilion", un programa de residencias para jóvenes artistas internacionales. Actualmente vive en la ciudad de Nueva York donde es profesor de performance y política en Bard College y artista residente inaugural de la Fundación Judy Pfaff (2019-2020). Cursó la maestría en artes de performance en el School of the Art Institute of Chicago (SAIC) y la licenciatura en la Universidad de Arte y Diseño Emily Carr en Canadá, en la especialidad, de cine, vidoe y multimedia.
La exposición se realizó con la colaboración de la Galería JosédelaFuente y cuenta con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y la Embajada de México en España.
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