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OFRENDA MONUMENTAL

"TENOCHTITLAN. UNA CIUDAD QUE NO MUERE, FLORECE"

ALTAR CONMEMORATIVO POR LOS 700 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DE TENOCHTITLAN

 

 

28 de octubre al 07 de noviembre de 2025

Lunes a domingo: 10.00 a 14.00 y 16.00 a 20.00 horas

Instituto Cultural de México en España (Carrera de San Jerónimo, 46, Madrid)

Embajada de México en España

 

La ofrenda se montó con el apoyo y la colaboración de la Secretaría de Turismo del Gobierno de la Ciudad de México y el Instituto de Promoción Turística del Gobierno de la Ciudad de México

Esta actividad forma parte del programa de Día de Muertos "La Muerte Viva: México en España" del Instituto Cultural de México en España

 

El altar que hoy se presenta en el Instituto Cultural de México en España es una ofrenda viva: una metáfora tangible de nuestra historia, nuestra memoria y nuestra identidad.

Dedicado a los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, este altar propone un diálogo entre el pasado prehispánico y la tradición del Día de Muertos, tejiendo una narrativa visual que celebra la permanencia de una ciudad que nunca muere: la Ciudad de México.

En el corazón del recinto se levanta una alegoría del Huey Teocalli, el Gran Templo mexica, coronado por la Piedra del Sol, símbolo del tiempo, del movimiento y del ciclo eterno de la vida y la muerte.

Los siete niveles que conforman la estructura evocan los planos del universo mexica: los caminos del cielo, la tierra y el Mictlán, unidos en una sola visión que honra a los antepasados y reafirma la continuidad de la vida.

Cada elemento del altar fue cuidadosamente diseñado y fabricado por las manos artesanas del Taller El Volador, en un proceso que combina tradición, ingeniería y sensibilidad estética:

  • Las calaveras de azúcar fueron reinterpretadas con grecas aztecas y colores ceremoniales, convirtiéndose en pequeñas piezas escultóricas que enlazan el arte popular con la iconografía mexica.
  • Los panes de muerto, elaborados con detalle artesanal, simbolizan la generosidad del alimento compartido con los que ya no están.
  • Los guajes, ajolotes y xoloitzcuintles de barro evocan el agua, la vida y el tránsito entre mundos.
  • El papel picado, cortado con precisión y diseñado especialmente para esta ofrenda, integra motivos prehispánicos distintos en cada nivel, representando la riqueza simbólica del México antiguo.
  • Los marcos ornamentales que enmarcan a los tlatoanis fueron pensados como relieves ceremoniales, resguardando las imágenes de quienes dieron forma y alma a Tenochtitlán.

Presidiendo la estructura, cuatro figuras de cartonería tradicional, encarnan a los Guerreros Jaguar, símbolos de los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra. Cada uno, con su color y carácter, representa la fuerza vital que resguarda el equilibrio del mundo y protege la memoria de la gran ciudad mexica.

El altar también rinde tributo a sus figuras históricas: cinco tlatoanis y una mujer fundamental, Malitzin, cuya presencia recuerda la dualidad del encuentro cultural y la raíz mestiza que nos conforma.

Un cielo de papel picado multicolor envuelve el conjunto, iluminado por velas y coronado con flores de cempasúchil, creando una atmósfera donde lo sagrado y lo cotidiano se funden. El humo de copal asciende, como en los antiguos templos, llevando la esencia de México a otras tierras.

Este altar no sólo honra a los muertos: celebra la permanencia del espíritu de Tenochtitlán, su sabiduría, su fuerza y su arte, que hoy florecen en el corazón de España.

Créditos

  • Diseño artístico: Paco Enríquez y Sol Cortés
  • Ingeniería y sistemas: Rubén Cardozo
  • Artistas invitados: Héctor Morua Doncker pintura y Grafitti
  • Cartonería tradicional (Guerreros Jaguar): Dania Elisai en colaboración con los artistas de El Volador
  • Fabricación artesanal y montaje: Los 25 integrantes del Taller El Volador, Iztapalapa, Ciudad de México